Los planes se empezaron a tejer a comienzos de este año y la idea era, aprovechar unos quince días en el mes de julio, para viajar de Lima al Cusco, por la ruta de Nazca, Puquio, Chalhuanca y Abancay. De ahí asistiríamos a la fiesta de la Mamacha Carmen en Paucartambo, para luego emprender la ruta hacia Pilcopata, para llegar hasta Shintuya, previo paso por el observatorio de Tres Cruces.
La aventura, planificada en principio como un ejercicio hedonista, devino en un peregrinaje al santuario de la Virgen del Carmen de Paucartambo, pidiéndole la concesión de dos milagros. Todo concluyó en Paucartambo y de ahí se emprendió el retorno a la gris Lima en la mitad del tiempo previsto.
No obstante, el mismo vivir es una aventura y aquí empiezo la narración de este peregrinar reciente.
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