Otra vez llego a reclinarme ante ti, enorme mole de hielo, triste como tantas veces, aunque quizá más, pues va sucediendo lo que sucederá de todas maneras. Sin embargo, consciente de que hasta hoy vengo incumpliendo la visita que te debo desde el comienzo, te pido simplemente me nutras de la fuerza que te acompaña desde el principio. Y, si puedes, evitar que aquellas amenazas de la vida, de la naturaleza se hagan realidad.
viernes, 6 de febrero de 2009
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